viernes, 18 de marzo de 2022






RECURSOS SEMANA SANTA UNAI QUIROS















CUARESMA
 Bienvenidos a bordo de Air Cuaresma, vuelo 2022, con destino al perdón y a la reconciliación con Dios. El tiempo de vuelo será de 40 días. Durante este vuelo está prohibido criticar, mentir, odiar, hablar mal del otro, la envidia, la gula, la lujuria ,etc. Asegúrese de rezar..... de alejarse de toda situación que pueda desestabilizarlo, para así evitar cualquier zona de turbulencias. El capitán de este vuelo es la oración. Abróchense sus cinturones de seguridad y quédense sujetados a Dios. La tripulación está formada de toda la corte celestial. Esperamos que su viaje sea placentero
CANCIÓN





Cuaresma 2020
DINAMICA CUARESMA
Metodología de la dinámica

Durante la cinco semanas lo que tenemos que hacer es explicarles qué es la cuaresma y prepararnos para la Pascua y Resurrección de Jesús.

Vamos a trabajar el lema: “ La Cruz nos acerca a Jesús”. Cada semana de la Cuaresma trabajaremos el valor de una de las partes de la Cruz que iremos formando al llegar al Domingo de Ramos.

Cada clase de infantil y primaria tendrá una Cruz partida en 5 trozos que irá construyendo en su clase y los de ESO y BACH tendrán un cartel con la grúa de nuestro lema que esta vez se convierte en Cruz con los valores que vamos a trabajar estas 5 semanas.

Abajo encontraréis el trabajo propuesto para cada semana que se divide en una actividad común para todos , y una actividad diferente para infantil y primaria y otra para ESO y BACH.

Para los pequeños cada semana hay un cuento que podemos contar para explicar el valor que vamos a trabajar y para los mayores un video o texto ( depende de la semana) que podremos enviarles para que lo reflexionen en sus casas.


1ª SEMANA de CUARESMA CONFIAR

Todos: 
Tenemos que hablar sobre la confianza, en quién confiamos, y explicarles que Dios Confía en nosotros.
Hacer una lista de tus amigos, con los que juegas, estudias… Piensa por qué confías en ellos.

Mateo 4, 1-11: 

1 Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo le pusiera a prueba. 2 Pasó cuarenta días y cuarenta noches sin comer, y después sintió hambre. 3 Se acercó el diablo a Jesús para ponerle a prueba, y le dijo: –Si de veras eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en panes.
4 Pero Jesús le contestó: –La Escritura dice: ‘No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que salga de los labios de Dios.’
5 Luego el diablo lo llevó a la santa ciudad de Jerusalén, lo subió al alero del templo  6 y le dijo: –Si de veras eres Hijo de Dios, échate abajo, porque la Escritura dice: ‘Dios mandará a sus ángeles que te cuiden. Te levantarán con sus manos para que no tropieces con ninguna piedra.’
7 Jesús le contestó: –También dice la Escritura: ‘No pongas a prueba al Señor tu Dios.’
8 Finalmente el diablo le llevó a un monte muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y su grandeza 9 le dijo: –Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras.
10 Jesús le contestó: –Vete, Satanás, porque la Escritura dice: ‘Adora al Señor tu Dios y sírvele solo a él.’
11 Entonces el diablo se apartó, y unos ángeles acudieron a servirle.

- Pequeños: 
Haz un corazón para entregárselo a Jesús poniendo tu nombre y diciéndole que eres su amigo y que confías en él.
Cuento corto sobre la confianza ( página web mundo primaria)

- Mayores: 
Haz un compromiso serio de ser digno de la confianza que otros depositan en ti.
Vídeo nº 1, Paola Pablo: https://www.youtube.com/watch?v=Q_NivQirF38


2ª SEMANA de CUARESMA ESCUCHAR

- Todos: Comprometerse a dedicar tiempo para escuchar a los amigos o familiares.

Mateo 17, 1-9:

1 Seis días después, Jesús tomó a Pedro y a los hermanos Santiago y Juan, y los llevó aparte a un monte alto. 2 Allí, en presencia de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su rostro brillaba como el sol y sus ropas se volvieron blancas como la luz. 3 En esto vieron a Moisés y Elías conversando con él. 4 Pedro dijo a Jesús: –Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, haré tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
5 Mientras Pedro hablaba los envolvió una nube luminosa. Y de la nube salió una voz, que dijo: “Este es mi Hijo amado, a quien he elegido. Escuchadle.”
6 Al oír esto, los discípulos se inclinaron hasta el suelo llenos de miedo. 7 Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: –Levantaos, no tengáis miedo.
8 Entonces alzaron los ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús.
9 Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó: –No contéis a nadie esta visión, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado.

- Pequeños:
Hacer una oración a Jesús o un dibujo.
Cuento corto sobre la escucha ( página web mundo primaria)

- Mayores: 
Hacer una oración a Jesús

Texto: 12 ruidos que nos impiden escuchar a Dios
1. El ruido del odio
Este sentimiento hace inviable la oración, pues la persona no tiene vida espiritual o vida de Dios pues prescinde del otro. 
2. El ruido de la crítica a Dios
Cuando le reprochamos a Dios lo malo que nos pasa o vemos. Este ruido silencioso nos hace callar al ser una actitud de reproche, crea distancias y elimina deseos de diálogo con Dios. 
3. El ruido del rencor
El enfado por algo o contra alguien, si no se elimina a tiempo, se puede convertir en rencor. Este ruido es negativo hasta para la salud física y psicológica. 
4. El ruido del orgullo
Este ruido silencioso es exceso de amor propio, un amor hacia los propios méritos por lo que la persona se cree superior a las demás o no necesitada de Dios.
5. El ruido de la envidia
Este ruido silencioso hace que no se alabe a nadie ni se hable bien de alguien. Es un ruido que desconoce los propios talentos negando la acción de Dios en la propia vida, esto crea tensión contra Él.
6. El ruido del miedo
Impide confiar en Dios y en su providencia. Incluso se cree que a Dios no le importamos.
7. El ruido de las preocupaciones
Estas circunstancias absorben la atención. No hay la debida cercanía con Dios, hay incomunicación pues las preocupaciones generan inquietud.
8. El ruido de la debilidad
Es prácticamente el silencio de la impotencia. Se cree que la oración no es posible, o que es ineficaz. No se sabe qué hacer o decir en la oración y se decide no hacerla.
9. El ruido de la acomodación en el pecado
El recuerdo del propio pecado y/o la complacencia o la instalación en el mismo es un ancla que nos impide elevarnos a Dios, o sintonizarnos con Él.
10. El ruido de la vanidad
La inclinación a amoldarnos a la mentalidad del mundo y a sus frivolidades acaparan la atención y hacen que la oración sea inviable al no considerarla algo prioritario en la vida.
11. El ruido del propio pasado personal
Un pasado en el que no se ha tenido experiencia ni de Dios ni de oración. Además el recuerdo de los errores del pasado crea un desasosiego e inquietud interior.
12. El ruido de las fantasías
Una imaginación desbordada que no se controla genera fantasías de todo tipo que impiden escuchar la voz de Dios.

3ª SEMANA de CUARESMA SERVIR

-Todos: Comprometerse a ayudar a HACER ALGO a un amigo en clase, a un hermano en casa…

Juan 4, 5-42:

5 Llegó así a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado en herencia a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo que llamaban de Jacob. Cerca del mediodía, Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. 7-8 Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En esto una mujer de Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le pidió: –Dame un poco de agua.
9 Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió: –¿Cómo tú, que eres judío, me pides agua a mí, que soy samaritana?
10 Jesús le contestó: –Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.
11 La mujer le dijo: –Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es muy hondo: ¿de dónde vas a darme agua viva? 12 Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él?
13 Jesús le contestó: –Los que beben de esta agua volverán a tener sed; 14 pero el que beba del agua que yo le daré, jamás volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré brotará en él como un manantial de vida eterna.
15 La mujer le dijo: –Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni haya de venir aquí a sacarla.
16 Jesús le dijo: –Ve a llamar a tu marido y vuelve acá.
17 –No tengo marido –contestó ella.
Jesús le dijo: –Bien dices que no tienes marido, 18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es tu marido. Es cierto lo que has dicho.
19 Al oír esto, le dijo la mujer: –Señor, ya veo que eres un profeta. 20 Nuestros antepasados los samaritanos adoraron a Dios aquí, en este monte, pero vosotros los judíos decís que debemos adorarle en Jerusalén.
21 Jesús le contestó: –Créeme, mujer, llega la hora en que adoraréis al Padre sin tener que venir a este monte ni ir a Jerusalén. 22 Vosotros no sabéis a quién adoráis; nosotros, en cambio, sí sabemos a quién adoramos, pues la salvación viene de los judíos. 23 Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán conforme al Espíritu de Dios y a la verdad. Pues así quiere el Padre que le adoren los que le adoran. 24 Dios es Espíritu, y los que le adoran deben hacerlo conforme al Espíritu de Dios y a la verdad.
25 Dijo la mujer: –Yo sé que ha de venir el Mesías (es decir, el Cristo)m y que cuando venga nos lo explicará todo.
26 Jesús le dijo: –El Mesías soy yo, que estoy hablando contigo.
27 En esto llegaron sus discípulos. Se quedaron sorprendidos al ver a Jesús hablando con una mujer, pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería o de qué hablaba con ella. 28 La mujer dejó su cántaro y se fue al pueblo a decir a la gente: 29 –Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Mesías?
30 Entonces salieron del pueblo y fueron adonde estaba Jesús. 31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban: –Maestro, come algo.
32 Pero él les dijo: –Yo tengo una comida que vosotros no sabéis.
33 Los discípulos comenzaron a preguntarse uno a otros: –¿Será que le han traído algo de comer?
34 Pero Jesús les dijo: –Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar su trabajo. 35 Vosotros decís: ‘Todavía faltan cuatro meses para la siega’, pero yo os digo que os fijéis en los sembrados, pues ya están maduros para la siega. 36 El que siega recibe su salario, y la cosecha que recoge es para la vida eterna, para que igualmente se alegren el que siembra y el que siega. 37 Porque es cierto lo que dice el refrán: ‘Uno es el que siembra y otro el que siega.’ 38 Yo os envié a segar lo que vosotros no habíais trabajado. Otros fueron los que trabajaron, y vosotros os beneficiáis de su trabajo.
39 Muchos de los que vivían en aquel pueblo de Samaria creyeron en Jesús por las palabras de la mujer, que aseguraba: “Me ha dicho todo lo que he hecho.”
40 Así que los samaritanos, cuando llegaron a donde estaba Jesús, le rogaron que se quedara con ellos. Se quedó allí dos días, 41 y muchos más fueron los que creyeron por lo que él mismo decía. 42 Por eso dijeron a la mujer: –Ahora ya no creemos solo por lo que tú nos contaste, sino porque nosotros mismos le hemos oído y sabemos que él es verdaderamente el Salvador del mundo.

- Pequeños:
Dedicar parte de la propina para compartir con los pobres.
Cuento corto sobre la servicialidad ( página web mundo primaria)

- Mayores: 
Dedicar parte de la propina a una organización de ayuda a necesitados.
Vídeo nº 3, cadena de favores: https://www.youtube.com/watch?v=8Gosg1ybxTU


4ª SEMANA de CUARESMA CONOCER

Juan 9, 1-41:

1 Yendo de camino vio Jesús a un hombre que había nacido ciego. 2 Los discípulos le preguntaron: –Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el pecado de sus padres o por su propio pecado?
3 Jesús les contestó: –Ni por su propio pecado ni por el de sus padres, sino para que en él se demuestre el poder de Dios. 4 Mientras es de día tenemos que hacer el trabajo que nos ha encargado el que me envió; luego viene la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en este mundo, soy la luz del mundo.
6 Dicho esto, Jesús escupió en el suelo, hizo con la saliva un poco de lodo y untó con él los ojos del ciego. 7 Luego le dijo: –Ve a lavarte al estanque de Siloéd (que significa: “Enviado”).
El ciego fue y se lavó, y al regresar ya veía. 8 Los vecinos y los que otras veces le habían visto pedir limosna se preguntaban: –¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?
9 Unos decían: –Sí, es él.
Y otros: –No, no es él, aunque se le parece.
Pero él decía: –Sí, soy yo.
10 Le preguntaron: –¿Y cómo es que ahora puedes ver? 11 –Él contestó: –Ese hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: ‘Ve al estanque de Siloé y lávate.' Yo fui, me lavé y comencé a ver.
12 Unos le preguntaron: –¿Dónde está ese hombre?
Él respondió: –No lo sé.
Los fariseos interrogan al ciego sanado por Jesús
13-14 El día en que Jesús hizo lodo y dio la vista al ciego, era sábado. Por eso llevaron ante los fariseos al que había sido ciego, 15 y ellos le preguntaron cómo era que podía ver. Les contestó: –Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y ahora veo.
16 Algunos fariseos dijeron: –El que hizo eso no puede ser de Dios, porque no respeta el sábado.
Pero otros decían: –¿Cómo puede alguien, siendo pecador, hacer esas señales milagrosas?
De manera que estaban divididos. 17 Volvieron a preguntar al que había sido ciego: –Puesto que te ha dado la vista, ¿qué dices tú de ese hombre?
–Yo digo que es un profeta –contestó.
18 Pero los judíos no quisieron creer que se trataba del mismo ciego, que ahora podía ver, hasta que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron: –¿Es este vuestro hijo? ¿Decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
20 Sus padres contestaron: –Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego, 21 pero no sabemos cómo es que ahora ve, ni tampoco sabemos quién le dio la vista. Preguntádselo a él, que ya es mayor de edad y puede responder por sí mismo.
22 Sus padres dijeron esto por miedo, porque los judíos se habían puesto de acuerdo para expulsar de la sinagogaf a cualquiera que reconociese a Jesús como el Mesías. 23 Por eso dijeron sus padres: “Ya es mayor de edad; preguntádselo a él.”
24 Los judíos volvieron a llamar al que había sido ciego y le dijeron: –Reconoce la verdad delante de Dios:g nosotros sabemos que ese hombre es pecador.
25 Él les contestó: –Yo no sé si es pecador o no. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo.
26 Volvieron a preguntarle: –¿Qué te hizo? ¿Qué hizo para darte la vista?
27 Les contestó: –Ya os lo he dicho, pero no me hacéis caso. ¿Para qué queréis que lo repita? ¿Es que también vosotros queréis seguirle?
28 Entonces le insultaron y le dijeron: –¡Tú sigues a ese hombre, pero nosotros seguimos a Moisés! 29 Nosotros sabemos que Dios habló a Moisés,h pero ese ni siquiera sabemos de dónde ha salido.
30 El hombre les contestó: –¡Qué cosa tan rara, que vosotros no sabéis de dónde ha salido y a mí me ha dado la vista! 31 Bien sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino solamente a quienes le adoran y hacen su voluntad. 32 Nunca se ha oído decir de nadie que diera la vista a un ciego de nacimiento: 33 si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada.
34 Le dijeron entonces: –Tú, que naciste lleno de pecado, ¿quieres darnos lecciones a nosotros? Y lo expulsaron de la sinagoga.
Los que son espiritualmente ciegos
35 Jesús se enteró de que habían expulsado de la sinagoga a aquel ciego. Cuando se encontró con él le preguntó: –¿Tú crees en el Hijo del hombre?
36 Él le dijo: –Señor, dime quién es, para que crea en él.
37 Le contestó Jesús: –Ya le has visto. Soy yo, con quien estás hablando.
38 El hombre le respondió: –Creo, Señor –y se puso de rodillas delante de él.
39 Dijo Jesús: –Yo he venido a este mundo para hacer juicio, para que los ciegos vean y los que ven se vuelvan ciegos.
40 Al oir esto, algunos fariseos que estaban reunidos con él le preguntaron: –¿Acaso nosotros también somos ciegos?
41 Jesús les contestó: –Si fuerais ciegos, no tendríais la culpa de vuestros pecados; pero como decís que veis, sois culpables.

- Todos: Hacer las preguntas que pusieron en la lista de la primera semana, para conocerlos mejor.

- Pequeños: 
Escribir una carta a Jesús contando qué conocen de él.
Cuento corto sobre el conocimiento de uno mismo y de los otros ( página web mundo primaria)
- Mayores: 
Dedicar la semana a conocer más a todos los miembros de la familia
Vídeo nº 4, familiarizados: https://www.youtube.com/watch?v=k0J4ixIj518

5ª SEMANA de CUARESMA AMOR

Juan 11, 1-45:

1 Un hombre llamado Lázaro había caído enfermo. Era natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. 2 Esta María, hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los secó con sus cabellos. 3 Así que las dos hermanas enviaron a decir a Jesús: –Señor, tu amigo está enfermo.
4 Jesús dijo al oírlo: –Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios y también la gloria del Hijo de Dios.
5 Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro; 6 sin embargo, cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. 7 Después dijo a sus discípulos: –Vamos otra vez a Judea.
8 Los discípulos le contestaron: –Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá?
9 Jesús les dijo: –¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues bien, si uno anda de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; 10 pero si uno anda de noche tropieza, porque le falta la luz.
11 Después añadió: –Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarle.
12 Los discípulos le dijeron: –Señor, si se ha dormido es señal de que va a sanar.
13 Pero lo que Jesús decía era que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural. 14 Entonces Jesús les habló claramente: –Lázaro ha muerto. 15 Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para vosotros, para que creáis. Pero vayamos a verle.
16 Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: –Vayamos también nosotros, para morir con él. 
17 Jesús, al llegar, se encontró con que ya hacía cuatro días que habían sepultado a Lázaro. 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros, 19 y muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano. 20 Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirle; pero María se quedó en la casa. 21 Marta dijo a Jesús: –Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Pero aun ahora yo sé que Dios te dará cuanto le pidas.
23 Jesús le contestó: –Tu hermano volverá a vivir.
24 Marta le dijo: –Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último.
25 Jesús le dijo entonces: –Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; 26 y ninguno que esté vivo y crea en mí morirá jamás. ¿Crees esto?
27 Ella le dijo: –Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.
Jesús llora junto al sepulcro de Lázaro
28 Después de esto, Marta fue a llamar a su hermana María y le dijo en secreto: –El Maestro está aquí y te llama.
29 En cuanto María lo oyó, se levantó y fue a ver a Jesús; 30 pero Jesús no había entrado aún en el pueblo, sino que permanecía en el lugar donde Marta había ido a encontrarle. 31 Al ver que María se levantaba y salía de prisa, los judíos que habían ido a consolarla a la casa, la siguieron pensando que iba al sepulcro a llorar.
32 Cuando María llegó a donde estaba Jesús, se puso de rodillas a sus pies, diciendo: –Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.
33 Jesús, al ver llorar a María y a los judíos que habían llegado con ella, se sintió profundamente triste y conmovido, 34 y les preguntó: –¿Dónde lo habéis sepultado?
Le dijeron: –Señor, ven a verlo.
35 Y Jesús lloró. 36 Los judíos dijeron entonces: –¡Mirad cuánto le quería!
37 Pero algunos decían: –Este, que dio la vista al ciego, ¿no podría haber hecho algo para que Lázaro no muriese?
38 Jesús, otra vez muy conmovido, se acercó al sepulcro. Era una cueva que tenía la entrada tapada con una piedra. 39 Jesús dijo: –Quitad la piedra.
Marta, la hermana del muerto, le dijo: –Señor, seguramente huele mal, porque hace cuatro días que murió.
40 Jesús le contestó: –¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?
41 Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: –Padre, te doy gracias porque me has escuchado. 42 Yo sé que siempre me escuchas, pero digo esto por el bien de los que están aquí, para que crean que tú me has enviado.
43 Habiendo hablado así, gritó con voz fuerte: – ¡Lázaro, sal de ahí!
44 Y el muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas y envuelta la cara en un lienzo. Jesús les dijo: –Desatadlo y dejadle ir.
45 Al ver lo que Jesús había hecho, creyeron en él muchos de los judíos que habían ido a acompañar a María.

- Pequeños: 
Hacer un dibujo, escribir una carta, mail, whatsapp o, mejor, tener una conversación cara a cara con alguien para darle las gracias por algo que le debemos.

-Mayores:  
Por la noche, antes de dormir, dedica un rato a dar las gracias por todo y pedir por aquellos que piensen que necesitan la ayuda de Dios.
Vídeo nº 5, tenemos que vernos más: https://www.youtube.com/watch?v=MiXwBNiFM58


VIA CRUCIS
¿Qué es el via crucis?
son dos palabras en latín que significan camino de la cruz.
Es una forma de oración que consiste en recorrer el camino de Jesús hasta la Cruz.
Se divide en estaciones.Son catorce, en cada estación nos detenemos en  un momento de ese camino.
Su origen está en el camino que recorrió Jesús desde la Torre Antonia, la fortaleza romana donde fué juzgado por Pilatos, flagelado y coronado de espinas, hasta el lugar de la crucifixión. El Gólgota o Calvario. 
Los cristianos desde la Edad Media recorrían este camino que Jesús hizo con la cruz.
El recorrido empieza con la condena  a muerte, luego viene Jesús con la cruz, las caídas por el camino, el encuentro con su madre, la mujer que limpia el rostro con un paño... Algunas escenas son tradición y no están en los Evangelios
El viacrucis es una de las devociones más antiguas del cristianismo. El profundo significado de lo que ocurrió aquellos días en Jerusalén, ha sido llevado a los cristianos desde entonces a considerar todos y cada uno de los pasos de Jesús antes de morir en la cruz. No es una historia agradable es cierto, pero es un ejercicio que nos ayudará a ser más agradecidos y menos egoístas. Seguir a Jesús no es  siempre fácil.
Cuando Jesús sudaba sangre en el huerto de los olivos o era molido a latigazos o insultado en una lluvia de escupitinajos.. ¿Qué crees que pensaba?. Pues estaba pensando en ti y en mí, con nuestros nombres y apellidos. Y eso es precisamente lo que le daba la fuerza para seguir adelante.
El amor le hacía soportar todo aquello con una energía extraordinaria. Porque el amor es el gran secreto que acompaña a Jesús en este camino hacia la Cruz. Es la llave que abre la puerta de la ESPERANZA, el PERDÓN y la única ALEGRÍA verdadera.
Vamos a revivir la historia de dolor y muerte de Jesús, nuestro mejor amigo. Murió por cada uno de nosotros, para salvarnos del pecado. También de esas desobediencias o malas caras a las que no damos importancia. Siendo el hijo de Dios se hizo hombre precisamente para darnos ejemplo y entregar su vida por ti y por mí, que tantas veces le volvemos la espalda.
No se trata sólo de recordar con devoción esos momentos vividos por Jesús y rezar sino de contemplarlos, es decir fijarnos bien en lo que sucede y hace Jesús, lo que dice, como sufre, perdona, ama... y lo hacemos para aprender de Él.

TEXTO VIACRUCIS


POESÍA : EL DOLOR DE MARÍA

Mi mamá está triste

¿Qué le pasará?

Está apenada por ver a su Hijo

Maltratado ,insultado y humillado

María sufre en silencio

Y nada puede hacer.

Sólo llevar en su corazón

El dolor de todo aquél

Que espera que su Hijo

Vuelva a nacer.

DIBUJO

Dibuja a María junto a la Cruz de Jesús







PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS






TRES ENSEÑANZAS DE LA SEMANA SANTA
HUMILDAD, SERVICIO Y AMOR



SEMANA SANTA UNAI QUIROS
¨AMAOS







VIDEO  JESUS ENTRA  DENTRO 
DOMINGO DE RAMOS


QUEDADA JUEVES SANTO
PULSAR

LA PASIÓN Y MUERTE DE JESÚS
SEGÚN SAN MARCOS

Extracto de la Pasión de Jesús tomado del evangelio de san
Marcos (14,12‐15,39.42‐46). Se ha intercalado un relato del
evangelio de san Juan (19,25‐27), que está en letra cursiva.
El texto está puesto en forma dialogada para que podáis leerlo
entre varios. Los personajes que intervienen son éstos:
Narrador, Jesús, Pedro, Judas, Sumo sacerdote, criada,
Pilato, centurión, Discípulo 1, Discípulo 2, Pueblo 1, Pueblo
2, Pueblo 3, Pueblo 4, Pueblo 5, Pueblo 6, Pueblo 7.
NARRADOR.‐El primer día de los ácimos, cuando se sacrificaba
el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
DISCÍPULO 1.‐¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la
cena de Pascua?
NARRADOR.‐Él envió a dos discípulos diciéndoles:
JESÚS.‐Id a la ciudad, encontraréis un hombre que lleva un
cántaro de agua; seguidlo, y en la casa en que entre, decidle al
dueño: «El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en
que voy a comer la Pascua con mis discípulos?». Os enseñará
una sala grande en el piso de arriba, arregladla con divanes.
Preparadnos allí la cena.
NARRADOR.‐Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad,
encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de
Pascua. Al atardecer fue él con los Doce. Estando a la mesa
comiendo dijo Jesús:
JESÚS.‐Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar: uno
que está comiendo conmigo.
NARRADOR.‐Ellos, consternados, empezaron a preguntarle
uno tras otro:
DISCÍPULO 2.‐¿Seré yo?
NARRADOR.‐Respondió:
JESÚS.‐Uno de los Doce, el que está mojando en la misma
fuente que yo. El Hijo del Hombre se va, como está escrito;
pero ¡ay del que va a entregar al Hijo del Hombre!; ¡más le
valdría no haber nacido!
NARRADOR.‐Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció
la bendición, lo partió y se lo dio diciendo:
JESÚS.‐Tomad, esto es mi cuerpo.
NARRADOR.‐Cogiendo una copa, pronunció la acción de
gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo:
JESÚS.‐Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por
todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid
hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.
NARRADOR.‐Después de cantar el salmo, salieron para el
monte de los Olivos. Jesús les dijo:
JESÚS.‐Todos vais a caer, como está escrito: «Heriré al pastor y
se dispersarán las ovejas». Pero cuando resucite, iré antes que
vosotros a Galilea.
NARRADOR.‐Pedro replicó:
PEDRO.‐Aunque todos caigan, yo no.
NARRADOR.‐Jesús le contestó:
JESÚS.‐Te aseguro que tú hoy, esta noche, antes que el gallo
cante dos veces, me habrás negado tres.
NARRADOR.‐Pero él insistía:
PEDRO.‐Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.
NARRADOR.‐ Y los demás decían lo mismo. Fueron a una
finca, que llaman Getsemaní, y dijo a sus discípulos:
JESÚS.‐Sentaos aquí mientras vaya orar.
NARRADOR.‐Se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, empezó a
sentir terror y angustia, y les dijo:

JESÚS.‐Me muero de tristeza: quedaos aquí velando.
NARRADOR.‐Y, adelantándose un poco, se postró en tierra
pidiendo que, si era posible, se alejase de él aquella hora; y
dijo:
JESÚS.‐ ¡Abba! (Padre): tú lo puedes todo, aparta de mí ese
cáliz. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieres.
NARRADOR.‐Volvió, y al encontrarlos dormidos, dijo a Pedro:
JESÚS.‐Simón, ¿duermes?, ¿no has podido velar ni una hora?
Velad y orad, para no caer en la tentación; el espíritu es
decidido, pero la carne es débil.
NARRADOR.‐De nuevo se apartó y oraba repitiendo las
mismas palabras. Volvió, y los encontró otra vez dormidos,
porque tenían los ojos cargados. Y no sabían qué contestarle.
Volvió y les dijo:
JESÚS.‐Ya podéis dormir y descansar. ¡Basta! Ha llegado la
hora; mirad que el Hijo del Hombre va a ser entregado en
manos de los pecadores. ¡Levantaos, vamos! Ya está cerca el
que me entrega.
NARRADOR.‐Todavía estaba hablando, cuando se presentó
Judas, uno de los doce, y con él gente con espadas y palos,
mandada por los sumos sacerdotes, los letrados y los
ancianos. El traidor les había dado una contraseña,
diciéndoles:
JUDAS.‐Al que yo bese, es él: prendedlo y conducidlo bien
sujeto.
NARRADOR.‐Y en cuanto llegó, se acercó y le dijo:
JUDAS.‐ ¡Maestro!
NARRADOR.‐Y lo besó. Ellos le echaron mano y lo prendieron.
Pero uno de los presentes, desenvainando la espada, de un
golpe le cortó la oreja al criado del sumo sacerdote. Jesús
tomó la palabra y les dijo:
JESÚS.‐ ¿Habéis salido a prenderme con espadas y palos, como
a caza de un bandido? A diario os estaba enseñando en el
templo, y no me detuvisteis. Pero que se cumplan las
Escrituras.
NARRADOR.‐ Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba
siguiendo un muchacho envuelto sólo en una sábana; y le
echaron mano; pero él, soltando la sábana, se les escapó
desnudo. Condujeron a Jesús a casa del sumo sacerdote, y se
reunieron todos los sumos sacerdotes y los letrados y los
ancianos. Pedro lo fue siguiendo de lejos, hasta el interior del
patio del sumo sacerdote; y se sentó con los criados a la
lumbre para calentarse. Los sumos sacerdotes y el sanedrín en
pleno buscaban un testimonio contra Jesús, para condenarlo a
muerte; y no lo encontraban. Pues, aunque muchos daban
falso testimonio contra él, los testimonios no concordaban. Y
algunos, poniéndose de pie, daban testimonio contra él
diciendo:
PUEBLO l.‐Nosotros le hemos oído decir: «Yo destruiré este
templo, edificado por hombres, y en tres días construiré otro
no edificado por hombres» .
NARRADOR.‐Pero ni en esto concordaban los testimonios. El
sumo sacerdote se puso en pie en medio e interrogó a Jesús:
SUMO SACERDOTE.‐ ¿No tienes nada que responder? ¿Qué
son estos cargos que levantan contra ti?
NARRADOR.‐Pero él callaba, sin dar respuesta. El sumo
sacerdote lo interrogó de nuevo preguntándole:
SUMO SACERDOTE.‐ ¿Eres tú el Mesías, el Hijo de Dios
bendito?
NARRADOR.‐ Jesús contestó:

JESÚS.‐Sí lo soy. Y veréis que el Hijo del Hombre está sentado
a la derecha del Todopoderoso y que viene entre las nubes del
cielo.
NARRADOR.‐El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras
diciendo:
SUMO SACERDOTE.‐ ¿Qué falta hacen más testigos? Habéis
oído la blasfemia. ¿Qué decís?
NARRADOR.‐Y todos lo declararon reo de muerte. Algunos se
pusieron a escupirlo, y tapándole la cara, lo abofeteaban y le
decían:
PUEBLO 2 ‐Haz de profeta.
NARRADOR. ‐Y los criados le daban bofetadas. Mientras Pedro
estaba abajo en el patio, llegó una criada del sumo sacerdote
y, al ver a Pedro calentándose, lo miró fijamente y dijo:
CRIADA.‐También tú andabas con Jesús el Nazareno.
NARRADOR.‐Él lo negó diciendo:
PEDRO.‐Ni sé ni entiendo lo que quieres decir.
NARRADOR.‐Salió fuera al zaguán, y un gallo cantó. La criada,
al verlo, volvió a decir a los presentes:
CRIADA.‐Éste es uno de ellos.
NARRADOR.‐Y él lo volvió a negar. Al poco rato, también los
presentes dijeron a Pedro:
PUEBLO 3.‐Seguro que eres uno de ellos, pues eres galileo.
NARRADOR.‐Pero él se puso a echar maldiciones y a jurar:
PEDRO.‐No conozco a ese hombre que decís.
NARRADOR.‐Y enseguida, por segunda vez, cantó el gallo.
Pedro se acordó de las palabras que le había dicho Jesús:
"Antes de que cante el gallo dos veces, me habrás negado
tres», y rompió a llorar. Apenas se hizo de día, los sumos
sacerdotes, con los ancianos, los letrados y el sanedrín en
pleno, prepararon la sentencia; y, atando a Jesús, lo llevaron y
lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó:
PlLATO.‐ ¿Eres tú el rey de los judíos?
NARRADOR.‐Él respondió:
JESÚS.‐Tú lo dices.
NARRADOR.‐Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas
cosas. Pilato le preguntó de nuevo:
PlLATO.‐ ¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te
acusan.
NARRADOR.‐ Jesús no contestó más, de modo que Pilato
estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el
que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los
revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta.
La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre.
Pilato les contestó:
PlLATO.‐ ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
NARRADOR.‐Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían
entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes
soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de
Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
PlLATO.‐ ¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?
NARRADOR.‐Ellos gritaron de nuevo:
PUEBLO (todos).‐Crucifícalo.
NARRADOR.‐ Pilato les dijo:
PlLATO.‐Pues ¿qué mal ha hecho?
NARRADOR.‐Ellos gritaron más fuerte:
Pueblo (todos).‐Crucifícalo.
NARRADOR.‐ Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó
a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que
lo crucificaran. Los soldados se lo llevaron al interior del
palacio ‐al pretorio‐ y reunieron a toda la compañía. Lo

vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que
habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
PUEBLO 4.‐¡Salve, rey de los judíos!
NARRADOR.‐Le golpearon la cabeza con una caña, le
escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su
ropa. Y lo sacaron para crucificarlo. Y a uno que pasaba, de
vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y
de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al
Gólgota (que quiere decir lugar de "La Calavera”), y le
ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron
y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo
que se llevaba cada uno. Era media mañana cuando lo
crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: EL
REY DE LOS JUDÍOS. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a
su derecha y otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura
que dice: "Lo consideraron como un malhechor». Los que
pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
PUEBLO 5.‐ ¡Anda!, tú que destruías el templo y lo
reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la
cruz.
NARRADOR.‐Los sumos sacerdotes se burlaban también de él
diciendo:
SUMO SACERDOTE.‐A otros ha salvado y a sí mismo no se
puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la
cruz, para que lo veamos y creamos.
NARRADOR.‐También los que estaban crucificados con él lo
insultaban. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la
hermana de su madre María la de Cleofás, y María la
Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que
tanto quería, dijo a su madre:
JESÚS.‐Mujer, ahí tienes a tu hijo.
NARRADOR.‐Luego dijo al discípulo:
JESÚS.‐Ahí tienes a tu madre.
NARRADOR.‐Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su
casa. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas
hasta la media tarde. Y a la media tarde, Jesús clamó con voz
potente:
JESÚS.‐Eloí, Eloí, lamá sabaktaní. (Que significa: Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?)
NARRADOR.‐Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
PUEBLO 6.‐Mira, está llamando a Elías.
NARRADOR.‐Y uno echó a correr y, empapando una esponja
en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber diciendo:
PUEBLO 7.‐Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo.
NARRADOR.‐Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del
templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que
estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
CENTURIÓN.‐ Realmente este hombre era Hijo de Dios.
NARRADOR.‐Al anochecer, como era el día de la Preparación,
víspera del sábado, vino José de Arimatea, noble magistrado,
que también aguardaba el Reino de Dios; se presentó decidido
ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Pilato se extrañó de
que hubiera muerto ya; y, llamando al centurión, le preguntó
si hacía mucho tiempo que había muerto. Informado por el
centurión, concedió el cadáver a José. Éste compró una sábana
y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana y lo puso en un
sepulcro, excavado en una roca, y rodó una piedra a la entrada
del sepulcro.

(Tomado de Betel 1, SM)
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