FE
flexiones adviento
*_UN POCO DE FE (Ixcís)_*
*No, no necesito más,*
*no necesito más:*
*sólo fe.*
*No, no necesito más*
*para andar sobre los mares*
*que un poco de fe.*
Vivo en la contradicción
de no andar por tus caminos
aunque sé que es lo mejor.
No, no hago caso, me resisto,
no ahondo, me despisto,
ni siquiera sé quién soy.
Que tu Luz me ayude a ver
el sendero que he de andar
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender,
que nada es imposible:
puedo volver a nacer.
Vivo en la contradicción
de no ver a mis hermanos
y me cierro en mi yo.
Lucho, me canso y desisto
no me encuentro a mí mismo
y me siento aún peor.
Que tu Luz me ayude a ver
el sendero que he de andar
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender,
que nada es imposible:
puedo volver a nacer.
*No, no necesito más,*
*no necesito más:*
*sólo fe.*
*No, no necesito más*
*para andar sobre los mares*
*que un poco de fe.*
Vivo en la contradicción
de no andar por tus caminos
aunque sé que es lo mejor.
No, no hago caso, me resisto,
no ahondo, me despisto,
ni siquiera sé quién soy.
Que tu Luz me ayude a ver
el sendero que he de andar
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender,
que nada es imposible:
puedo volver a nacer.
Vivo en la contradicción
de no ver a mis hermanos
y me cierro en mi yo.
Lucho, me canso y desisto
no me encuentro a mí mismo
y me siento aún peor.
Que tu Luz me ayude a ver
el sendero que he de andar
para llegar a mi verdad.
Hazme, Padre, comprender,
que nada es imposible:
puedo volver a nacer.
ara mí ¿QUIEN ES JESUS?
¿QUIEN ES JESÚS?
Solo sé cómo se llama
Que si nació hoy, que si nació ayer,
que si nació aquí, que si nació allá.
Que si murió a los 33, que si murió a los 36,
que cuántos clavos, que cuántos panes y pescados.
Que si eran reyes, que si eran magos.
Que si tenía hermanos, que si no tenía.
Que dónde está, que cuándo vuelve.
Yo lo único que sé es que…
A mí me tomó de la mano cuando más lo necesitaba.
Me enseñó a sonreír y agradecer por las pequeñas cosas.
Me enseñó a llorar con fuerzas y dejar ir.
Me enseñó a despertarme saludando al sol y a acostarme con la cabeza tranquila.
A caminar muy lento y muy descalza.
Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí.
Me enseñó mucho, me enseñó todo.
Me enseñó a quererme con ganas. A querer a quien tengo al lado y a darle la mano.
Me enseñó que siempre me está hablando en lo cotidiano, en lo sencillo,
a manera de mensajes
y que, para escucharlo, tengo que tener abierto el corazón.
Me enseñó que un gracias o un perdón lo pueden cambiar todo.
Me enseñó que la fuerza más grande es el amor
y que lo contrario al amor es el miedo.
Me enseñó cuánto me ama a través de mil detalles.
Me enseñó que los milagros sí existen.
Me enseñó que, si yo no perdono, soy yo quien se queda prisionera;
y que, para perdonar, primero tengo que perdonarme.
Me enseñó que no siempre se recibe bien por bien pero que actúe bien a pesar de todo.
Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia.
Me enseñó a buscarlo dentro y no afuera.
Me deja que me aleje, sin enojarse.
Que salga a conocer la vida. A equivocarme y aprender.
Y me sigue cuidando y esperando.
Hasta me dejó aprender de otros maestros sin ponerse celoso;
porque es de necios no escuchar a todo el que habla de amor.
Me enseñó que solo estoy aquí por un tiempo, y solo ocupo un lugar pequeño.
Y me pidió que sea feliz y viva en paz, que me esfuerce cada día en ser mejor
y en compartir su luz conociendo mi sombra.
Que disfrute, que ría, que valore, y que Él siempre va a estar en mí…
Que, aunque dude y tenga miedo, confíe,
ya que esa es la fe, confiar en Él a pesar de mí…
Se llama Jesús…
(Gabriela Mistral)
Que si nació hoy, que si nació ayer,
que si nació aquí, que si nació allá.
Que si murió a los 33, que si murió a los 36,
que cuántos clavos, que cuántos panes y pescados.
Que si eran reyes, que si eran magos.
Que si tenía hermanos, que si no tenía.
Que dónde está, que cuándo vuelve.
Yo lo único que sé es que…
A mí me tomó de la mano cuando más lo necesitaba.
Me enseñó a sonreír y agradecer por las pequeñas cosas.
Me enseñó a llorar con fuerzas y dejar ir.
Me enseñó a despertarme saludando al sol y a acostarme con la cabeza tranquila.
A caminar muy lento y muy descalza.
Me enseñó a abrazar a todos y a abrazarme a mí.
Me enseñó mucho, me enseñó todo.
Me enseñó a quererme con ganas. A querer a quien tengo al lado y a darle la mano.
Me enseñó que siempre me está hablando en lo cotidiano, en lo sencillo,
a manera de mensajes
y que, para escucharlo, tengo que tener abierto el corazón.
Me enseñó que un gracias o un perdón lo pueden cambiar todo.
Me enseñó que la fuerza más grande es el amor
y que lo contrario al amor es el miedo.
Me enseñó cuánto me ama a través de mil detalles.
Me enseñó que los milagros sí existen.
Me enseñó que, si yo no perdono, soy yo quien se queda prisionera;
y que, para perdonar, primero tengo que perdonarme.
Me enseñó que no siempre se recibe bien por bien pero que actúe bien a pesar de todo.
Me enseñó a confiar en mí y a levantar la voz frente a la injusticia.
Me enseñó a buscarlo dentro y no afuera.
Me deja que me aleje, sin enojarse.
Que salga a conocer la vida. A equivocarme y aprender.
Y me sigue cuidando y esperando.
Hasta me dejó aprender de otros maestros sin ponerse celoso;
porque es de necios no escuchar a todo el que habla de amor.
Me enseñó que solo estoy aquí por un tiempo, y solo ocupo un lugar pequeño.
Y me pidió que sea feliz y viva en paz, que me esfuerce cada día en ser mejor
y en compartir su luz conociendo mi sombra.
Que disfrute, que ría, que valore, y que Él siempre va a estar en mí…
Que, aunque dude y tenga miedo, confíe,
ya que esa es la fe, confiar en Él a pesar de mí…
Se llama Jesús…
(Gabriela Mistral)
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